Hay escapadas en las que no solo buscamos un alojamiento bonito, cómodo y en un entorno privilegiado, sino un lugar donde vivir experiencias inolvidables en compañía de nuestra pareja, familia o amigos. También, por qué no, un lugar al que volver, sabiendo que alguien te espera con los brazos abiertos para ofrecerte nuevas aventuras o, simplemente, unos días de paz y desconexión.
Ane y Jordi tenían claro que su objetivo era poner en marcha proyecto de turismo de proximidad cuando abrieron las puertas de Can Bonet, una antigua masía de payés del siglo XV rehabilitada como alojamiento rural en Sant Martí Vell, un pequeño pueblo situado entre Girona y la Costa Brava.
Allí podrás desconectar y disfrutar de la naturaleza, cabalgar en burro por el bosque, visitar una granja, ver las estrellas con un telescopio y hasta conducir un tractor. Sí, has leído bien. En Can Bonet están decididos a sumergir al viajero en la esencia de lo rural. ¿Y hay algo más rural que un tractor?
Pasión por el campo
La pareja lleva 11 años combinando sus labores en el campo con la gestión y cuidado de Can Bonet para convertir el alojamiento en un paraíso rural al que querréis volver una y otra vez. «Además de la casa tenemos una explotación agrícola dedicada al sector del cereal», por lo que podemos acercar plenamente al viajero al día a día en el campo», explica la propietaria de la masía. «Creo que el turismo rural es el complemento perfecto para minimizar el impacto del éxodo que ha vivido la agricultura y la ganadería».
Jordi es agricultor y su mujer explica que la pasión por la tierra es algo que ha heredado de antiguas generaciones. «Su abuela ya trabajaba en el campo», explica Ane. «Ella iba tirando de un carro y nosotros ahora trabajamos con tractor, y de ahí surgió la idea de hacer un taller para explicar su funcionamiento al viajero».
Según Ane, la actividad ha sido todo un éxito. Tanto, que «hay gente que solo viene para eso, y no se hospeda en la masía». Durante la actividad se explica el funcionamiento y partes del tractor y se muestran los modelos que tiene la familia, (desde el más antiguo, de 1940, hasta el más moderno de 2014. Finalmente, los más atrevidos podrán conducirlo.
Mucho más que un negocio
A pesar de que Can Bonet es un alojamiento relativamente joven, Ane asegura haber acumulado un gran número de experiencias con el ir y venir de sus huéspedes.
La anfitriona explica que el alquiler de los apartamentos es lo que permite a su familia vivir en el campo. Sin embargo, como propietarios viven experiencias y comparten muchos momentos inolvidables con los viajeros . «Hay personas que repiten varias veces cada año» y eso, de alguna forma, acaba tejiendo un lazo de amistad, cuenta. «Tenemos parejas que empezaron a venir de novios y hoy podemos decir que hemos visto crecer a sus hijos. También hay quien viene a visitarnos hasta cinco veces cada año.
Relax y aventura en un enclave mágico
Ane explica orgullosa que Can Bonet, además de ser un lugar creado con el mayor de los mimos para cuidar al turista, se encuentra en un enclave privilegiado, muy cerca de los pueblos más bonitos del Empordà como Monells o Peratallada y las playas más espectaculares de la Costa Brava, como Begur, Pals o la Escala.
Ruta en burro por Les Gavarres
Así, gracias a su ubicación, este alojamiento es ideal para los que quieran pernoctar en un lugar en el que ‘puedan disfrutar de actividades o visitas de interés. «Las opciones son muy variadas y para todos los gustos», explica Ane. «Se ofrecen paseos por el medio del macizo de las Gavarres al ritmo de los burros y descubrir los paisajes más auténticos que esconden nuestros bosques. Podéis elegir la ruta que más os convenga y disfrutaréis de una agradable charla acompañada de una guía local».
Un cielo de película
Otra de las experiencias que se ofrece a los visitantes de Can Bonet es «una noche de estrellas», un taller de astronomía dirigido por una persona de Astrogirona, en el que te enseñarán a identificar estrellas, constelaciones y planetas en el cielo.
Conociendo una granja
Por otra parte, los huéspedes podrán disfrutar de la experiencia #aprop, a través de la que conocerán de dónde viene la leche que consumimos (en este caso Llet Nostra). «No sólo veréis una granja de vacaciones, que también, y que en este caso es una granja muy moderna y bien cuidada, sino que os enseñarán toda la repercusión que tiene en el medio una explotación de estas características».
«La de las granjas familiares, que gestionan todo un territorio, intentando crear un producto de km0, respetando el entorno, el bienestar animal y creando una economía real en el territorio. Además de ver las instalaciones podréis hacer una cata a ciegas de la leche. ¿Crees que seréis capaces de distinguir la leche entera de la semidesnatada? Parece fácil, pero ya veremos. Las posibilidades son muchas y muy variadas», cuenta Ane.
Un taller para descubrir el mundo de la miel
Finalmente, nos cuenta la propietaria de Can Bonet que también está la visita En Mas Entreserra, donde se dedican a la apicultura y producen un montón de mieles de diferentes flores, además de otros productos derivados de la miel. «A nosotros nos ha enamorado el taller de velas con cera de abeja que hacen y os animamos a que lo probéis».
Escapada romántica, familiar o con amigos
La masía está dividida en cuatro viviendas: El Celler, la Pallisa y la Volta, que están destinadas al alojamiento rural de turistas. En la cuarta viven Ane y Jordi con su hijo Martí.
El Celler es un bonito apartamento rústico para dos o tres personas y está ubicado en una de las partes más antiguas de la casa con techos de madera y bóvedas y paredes de piedra, que lo hacen muy fresco en verano y caliente en invierno. Tiene dos habitaciones, una doble con cama de matrimonio y una individual, una cocina completamente equipada y una sala comedor con chimenea. Además, tiene un bonito y rústico porche privado con mesa y sillas.
Otra de las estancias es la Pallisa, un lugar muy acogedor y romántico ideal para parejas. Es el antiguo pajar de la casa reformado con mucho encanto pero conservando intactos elementos originales del siglo XVII. Además, tiene una chimenea y unos grandes ventanales que hacen que te sientas en medio de bosque.
Si lo que planeas es una escapada en familia tu estancia ideal es la Volta, un amplio apartamento con techos de bóveda originales del siglo XVII. Consta de dos habitaciones dobles, un amplio comedor-sala con una bonita chimenea y una cocina muy práctica. Además de una terraza rústica con mesa y sillas de exterior.
